jueves, 25 de octubre de 2012

Capítulo 1

28 de Agosto. Un martes lluvioso como otro cualqiera… las nubes habían adquirido una tonalidad grisácea que hacía entristecerse al alma más alegre. Al menos la mía… 

El ruido de las gotas al chocar contra mi ventana hacía de concentrarse lo imposible y aún tengo que terminar de corregir unos cuantos  exámenes…
Ahora mismo estaba intentando corregir el exámen de Joe Fillegan… Uno de los chicos a los que doy clases particulares…
No sé si  quemar el exámen, romperlo… o ahogarme entre el mar de faltas de ortografía que comete….   
Mientras, de fondo, sigo escuchando el goteo constante sobre mi ventana.
Como siga lloviendo de esta forma tan torrencial es más que probable que vea General St. inundada. A pesar de ello aún hay algún valiente que inútilmente sale a la calle con paraguas…

 No consigo concentrarme… Normalmente una ducha me despeja completamente… Tras coger una toalla del armario e ir al cuarto de baño… casi me quedo ciego…. La luz fluorescente del baño es tan intensa que necesito un par de minutos para poder adaptarme… Cada vez me planteo más seriamente que vivo como un ermitaño en su gruta…
Escapar del ruido de la lluvia metiéndome a la ducha…Muy inteligente por mi parte… Más ruido de goteo. Cierro el grifo, puesto que la bañera está completamente llena. Dejo mi ropa encima del lavabo y me hundo en la bañera. Ahora solo estoy yo… ni goteo, ni exámenes… solo yo…

Me imagino en mitad de un océano completamente gris… Apenas llega luz de la superficie, pero estoy en paz… suspendido en medio de la nada…
Siemrpe se me ha dado bien aguantar la respiración asi que soy capaz de aguantar en ese estado varios minutos. Además tengo la ventaja de que la bañera es antigua, y exageradamente grande, asi que mi metro setenta y cinco de altura cabe a la perfección… Disfruto terminar el baño imaginando que voy emergiendo poco a poco hacia la superficie… donde al final… cogo aire con fuerza y abro lentamente los ojos, para volver a la realidad.

Me ato la toalla a la cintura y me voy a mi cuarto… Me encanta caer de espaldas sobre la cama. En el momento que mi espalda toca el edredón y cierro los ojos… es como entrar en otro mundo… un mundo creado por mí en el que puedo hacer lo que quiera. Ser quien quiera…

Como podeis comprobar me encanta imagnar que escapo a otros mundos… La fantasía y los pájaros en la cabeza siempre han sido unos de mis grandes problemas… Sobre todo me encanta imaginarme que en vez de tumbado en la cama, estoy sobre una nube, igual de blanda, con el viento acariciando la punta de mis dedos y a 300 metros de altura… Con miles de pájaros volando a mi alrededor…

Volar.

Siempre ha sido mi sueño… Poder huir cuando y a donde yo quiera… sin normas, sin leyes… Simplemente ser yo mismo. Ser libre.

Si… he pasado de estar sumergido en un océano, a estar volando por el cielo… no tengo remedio… Pero de los sueños no se vive… así que he de conformarme con ser un profesor de clases particulares de 25 años, cuyos alumnos adolescentes no saben diferenciar hierba de hierva, o baya de vaya… Deprimente.

Noto que algo roza la planta de mis pies. Algo suave al tacto. El susto me devuelve a la realidad. Roosvelt, mi gato.
Supongo que como está lloviendo no ha tenido más remedio que quedarse en casa… Ha habido ocasiones que no lo he visto en meses.. Pero siempre vuelve. Mi pequeño Roos. Ha estado conmigo desde que tengo memoria…

Lo cual, por cierto.. no es hace tanto tiempo.
Mi primer recuerdo es de cuando tenía 12 años… antes de eso, absolutamente nada. He ido a terapias, he probado todo tipo de medicinas alternativas y nada… Es como si a mis 25 años solo hubiese vivido 12 de ellos. Qué triste...

.-Al menos han sido 12 años junto a ti ¿verdad Roos?

Roosvelt me mira fijamente… Si le hablase a una lámpara creo que me entendería más del doble de lo que mi gato entiende… Siempre va a su bola, es como un adolescente. Pasa de todo.

.-¡Cierra la boca de una vez! ¿¡No ves que quiero ver la tele?!
.-¡Cuadrada!¡Cuadrada se te va a quedar la cara de ver tanto la tele so gandul! Siempre ahí tirado…

Ya están otra vez… Mis adorables vecinos. Los Wenkins. Ellos solos podrían originar la tercera guerra mundial… Pero no lograrían sobrevivir el uno sin el otro.
La verdad es que quitando a los Wenkins, he tenido suerte en lo que a mis vecinos respecta… Mi edificio no es que sea una maravilla. Se trata de un bloque de ladrillo rojo y alféizares color gris perla, de dos pisos, con 3 viviendas en cada piso. Yo vivo en el 2ºB. En mi planta viven los Wenkins y un chico extranjero que ha venido a estudiar de intercambio. Creo que se llama Ondrej o algo por el estilo…

 Quitando sus llamadas telefónicas eternas a su familia… en las que habla en un volumen de checo más que exagerado… no da problemas en absoluto.
En el piso de abajo viven Claire y su madre, la señora Huddson. Claire es una cría de 17 años que se ve seriamente atraída por los hombres mayores… cosa que trae a su madre por la calle de la amargura.

 Alguna vez ya se me ha insinuado… Pero teniendo en cuenta que soy profesor de chavales de su edad, no me veo atraído en absoluto por ella…cosa que no parece entender.

Justo a su lado, debajo de mi piso, en el 1ºB, vive un anciano… No se bien su nombre pero tampoco me interesa… Quitando las juntas de la comunidad, tiene contacto cero con los demás vecinos.

Por último, en el 1ºC viven los Señores Smith… Jacob y Mery Anne. Son una pareja de unos 46 años que prácticamente se han auto-adjudicado el título de mis cuidadores. La señora Smith siempre anda subiendome tuppers con comida para que congele, y el señor Smith casi todos los meses me pregunta si necesito algo de dinero para llegar a fin de mes…

Es agradable que alguien se preocupe por ti. Aunque tengo la sensación de que sobrealimentan a Roosvelt… Últimamente lo veo más gordo.

.-La señora Smith te está atiborrando a comida ¿Verdad gatito gordito? -Le digo mientras le cojo entre mis manos para acercármelo al pecho.

No sé si al cogerlo le he hecho daño, si se ha ofendido o si se ha cansado de mi compañía, pero tras un par de arañazos en mi pecho, se ha ido corriendo a la cocina. Con una notoria indignación.

No me apetece nada seguir corrigiendo ahora los exámenes… Son las 9 de la noche, sigue lloviendo y mi gato me rehúye… Creo que lo mejor que puedo hacer es irme a la cama…
A pesar de estar lloviendo a mares, hace un calor agobiante así que me pongo únicamente un slip, abro las sábanas y me meto dentro. No ha sido un día especialmente duro… pero caigo rendido prácticamente en el momento en que mi cabeza toca la almohada.





 Imagen tras imagen vienen a mi cabeza como si de flashes fotográficos se trataran. Un gran lago, un bosque, gente extraña, piedras…y por último, y como siempre en los últimos 2 meses, unos ojos.

Unos ojos que me miran. Apenas distingo emoción alguna en ellos, es como si estuviesen vacíos... Pero en el preciso momento en que fijan su mirada en mí, el terror me corroe por todo el cuerpo y solo pienso en salir corriendo. Miedo puro.


Me inclino sobre la cama empapado en sudor. Cualquiera diría que me he dado un paseo nocturno por mitad de la calle en plena lluvia.
El corazón me late tan fuerte y mi pecho se mueve tan agitadamente, que me cuesta un par de segundos caer en la cuenta de dónde estoy, y que sólo ha sido un mal sueño.
Roosvelt acude a mi cama con rapidez. Me mira de arriba abajo como evaluando qué es exactamente lo que me pasa sin comprender qué ha hecho que me despertase de esa manera.

.-Sólo ha sido una pesadilla Roos, no te preocupes y vuelve a dormirte. -Digo mientras le arrasco la parte trasera de las orejas como muy bien sé que le gusta.

Me devuelve la caricia y se vuelve a tumbar encima de mi cama entre ronroneos.

El problema ahora es que me va a costar bastante conciliar el sueño. Miro el reloj y tan solo son las 4:00Am…
Es casi la misma hora a la que me despierto siempre tras una pesadilla, y sé por la experiencia que hasta las bien entradas 5:30Am o 6:00Am, no volveré a dormirme. Me debato entre la idea de prepararme un café caliente y terminar de corregir los exámenes, o quedarme tumbado en la cama analizando, una vez más, mi sucio techo.

Como podría decir con los ojos cerrados cuántas manchas tiene el techo de mi dormitorio, me levanto, me pongo el pantalón de pijama y tras secarme un poco el sudor en el baño, me pongo una camiseta interior y me dirijo a la cocina.

Mejor aprovechar el tiempo ahora. Así me quito los exámenes de encima y tengo más tiempo libre a la tarde. No sé bien para qué, puesto que tengo vida social nula (quitando las charlas casuales por los pasillos con mis pintorescos vecinos).

La cafetera ya está en marcha, en diez minutos podré disfrutar del cálido aroma de un café recién hecho. En el preciso instante en que voy al salón para llevar los exámenes a la mesa de la cocina, veo a Roosvelt salir de mi cuarto, cruzar corriendo el salón y dirigirse al pasillo que da a la puerta principal.

.-¿Roos?¿ Qué andas haciendo a estas horas?... ¿Roos?

Me acerco a la entrada y nada. Es como si hubiese desaparecido…Otra vez.

.-Gato estúpido… Algún día te pasará algo por la calle y no volveré a saber de ti… Pero te lo tendrás merecido ¿Me oyes?... -Digo en alto a sabiendas que ya estará 2 o 3 calles lejos de casa…

Me sirvo una taza de café, me siento en la mesa de la cocina y vuelvo a retomar el examen del señorito Fillegan… Que Dios me ampare…

.- ¡Miau!,¡Miau!..

Oigo maullidos detrás de mi silla, los cuales casi hacen que me atragante con el primer sorbo de café.

.-¿Dónde te habías metido Roos? Tienes que dejar de hacer eso…

Roosvelt maullaba de forma enloquecida… Se le notaba claramente alterado.

.-¡Me haces daño! ¿Qué narices te pasa? -Le pregunto mientras me clava las zarpas en mi espinilla. .-¿Tienes hambre?¿Es eso? Estás hambriento ¿verdad?. La señora Smith no te habrá cebado a comida hoy… Veamos qué tenemos por aquí...

Me levanto de la silla y me dirijo a los armarios que tengo encima del mostrador de la cocina. Abro el armario y aparto un par de latas de conservas…Parece que no hay nada comestible…

.- ¡Deja eso!, ¡No hay tiempo!, ¡Tenemos que salir de aquí cuanto antes!

Me giro y veo que un desconocido está gritándome delante de mis narices .-¿Qué haces? ¡¿Acaso no me has oído?! Tenemos que irnos ¡YA! –Vuelve a gritarme.

Me giro y busco rápidamente entre la encimera algo con lo que pueda defenderme… Una lástima que solo encuentra una espumadera. Aun así, me aferro a ella cual espada y le apunto con ella. Pienso defenderme con uñas y dientes si hace falta...

.-¡¿Quién coño eres?! ¡¿Qué haces en mi casa?!¿Cómo has entrado?

Me paro un poco a analizar la situación y me viene otra pregunta a la cabeza…

.-¡¿Qué diablos haces desnudo en mitad de mi cocina?!

No se de dónde he sacado el valor para gritar a un descnocido.. cuando podría estar armado o matarme... pero estoy lleno de pura adrenalina y pienso defenderme.
Eso sí, cada vez me estaoy poniendo más nervioso, mientras tanto, el desconocido levantaba las manos para demostrar que no tenía nada en ellas con lo que pudiese herirme… Buena señal.

.-Tranquilo Derek. Me conoces. Soy…

.-¡¿Cómo diablos sabes mi nombre?! –Grito enfurecido. Tengo un maldito acosador en mi propia casa, y tan solo una espumadera con la que defenderme…

Un golpe seco interrumpe mis pensamientos.  Giro inmediatamente la cabeza hacia el origen de tal ruido. Mi corazón late tan fuerte que mi pecho está a punto de rebentar. 
Mi acosador, hace lo mismo.

Otro golpe. 

Alguien está dando patadas a la puerta de la entrada con una fuerza descomunal.

.- ¡Mierda ya está aquí! ¡Rápido!

Apenas tengo tiempo de asimilar qué está pasando cuando el hombre desnudo me agarra de la muñeca y me empuja hacia el salón.

.-¡Tenemos que salir de aquí Derek! ¡Corre!

No entiendo absolutamente nada.
Oigo la puerta hacerse añicos. ¡Alguien ha roto la puerta de mi casa! ¡eEtoy muerto de miedo joder!
El desconocido, aún sin soltarme de la muñeca se dirige a la habitación y cierra la puerta  con pestillo. Al fin me suelta. Mi primera reacción es alejarme lo máximo posible de él.

.- Muy bien puede que esto te parezca raro, pero tienes que confiar en mí. Ese hombre que acaba de entrar en tu casa viene a por ti y si no escapamos más te valdría estar muerto cuando te encuentre. –Dijo el desconocido mirándome fijamente a los ojos.

No podía articular palabra. Tan solo balbuceo un intento de palabras... Aún mi cabeza está asimilandolo todo...

Otra vez golpean una puerta con tal fuerza que hace retumbar toda la casa. Del susto me pego contra la pared con tan mala suerte que me tropiezo cayendo así al suelo. Esta vez es la puerta de mi dormitorio.

.-Ya está aquí. ¡Vámos! – Me vuelve a agarrar la mano, mientras con la otra se dispone a agarrar la pequeña manta de Roosvelt.

La puerta se rompe y veo tras ella a un hombre corpulento. Tan solo su tamaño acobardaría al hombre más valiente. Su mirada agresiva se dirigía hacia mí y en su mano empuñaba un palo estrecho. La visión de dicho hombre solo dura medio segundo. Parecía un demonio.

Antes de que pudiese dar un paso más, el hombre que me tenía agarrado cogió la manta y en lo que dura un pestañeo el mundo entero se puso a dar vueltas. Mi sentido de la orientación estaba tan confundido que no sabía si estaba bocarriba o bocabajo… Hasta que por  fin mis pies tocaron suelo firme. Estábamos en la calle. La lluvia caía sobre mi cabeza aumentando mi confusión.
 Reconozco el lugar… está un par de calles más abajo de mi piso… Pero lo único que puedo hacer en ese momento es vomitar.

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